Siguiendo su consejo, os hablaré un poco de cómo pasé el día 23 de abril, el Día del Libro, también conocido en Cataluña (de donde sabéis todos que soy) como el día de Sant Jordi.
Allí, cada 23 de abril y rindiendo tributo a la leyenda de San Jorge (Sant Jordi, en catalán) la tradición dice que los hombres regalarán una rosa a las mujeres y éstas a ellos un libro, por lo que la comunidad entera y la ciudad de Barcelona en particular se llena de puestos de flores y libros y mires donde mires, estés donde estés, ves alguno de esos puestos repartidos por toda la ciudad.
Por cosas de la vida, tuve la "suerte" de encontrarme en Barcelona ese día y decidí que aunque el motivo que me había llevado a allí no era agradable, ese día no me lo podía perder, y más cuando descubrí que un ilustrador trabajado en clase como es Roger Olmos (cabe decir, uno de mis dos ilustradores infantiles predilectos) iba a estar firmando ejemplares del cuento "Besos que fueron y no fueron", ilustrado por él y escrito por David Aceituno.
Tengo que decir, si alguna vez tenéis la oportunidad de ir a alguna de sus firmas, charlas o lo que sea, no os lo perdáis. Ambos son súper simpáticos y agradables y transmiten al hablar contigo una confianza tal que casi parece que te conocieran de antes. En especial Roger, no por menospreciar el trabajo de Aceituno, ni muchísimo menos, pero decir que haberlo conocido ha sido una experiencia que nunca olvidaré, es una persona que me enamoró desde la primera ilustración suya que vi y fue quien me hizo darme cuenta de lo mucho que me gusta la ilustración infantil, había ilustradores que me gustaban, pero como él, no había conocido a ninguno.
Y este fue el resultado, "Besos que fueron y no fueron" y dos rosas.
Hacía tantos años que no estaba en Barcelona en esas fechas (concretamente, 21 años) que ya no me acordaba de lo increíble que es ese ambiente. Literatura por doquier. Para niños. Para jóvenes. Para adultos. De todos los géneros. Poesía. Prosa. Ensayos. Cuentos. Y lo mejor de todo, gente, muchísima gente, había momentos en que casi no podías avanzar de la cantidad de gente que había, y todos, con algún libro comprado. Es una lástima que una fiesta así no se haga en más sitios, es una manera muy bonita de fomentar la lectura y de llegar a todos los públicos. Si alguna vez tenéis la oportunidad de estar allí en esas fechas, no os lo podéis perder.
Del cuento ya os hablaré en otro post, pues se merece un apartado especial.
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