Ahora que se avecina el fin de curso creo que ya puedo decir cuál es mi cuento favorito. He tenido mucho tiempo para decantarme por uno en especial, y aunque después de meses de investigación haya descubierto que cada uno tiene una partícula de maravilla, este es el más maravilloso para mí.
Es el primer cuento infantil en el que el príncipe no se enamora de una princesa, sino de su sirviente.
La idea nació un día desde la sorpresa de un niño al ver que dos personas del mismo sexo manifestaban su afecto en la calle. Entonces Carles Recio pensó que a la normalización de la diversidad le quedaba un viaje considerable hasta realizarse, y que nunca terminaría realizándose de no hacerse nada por intentarlo. Así empezo a escribir una aventura dispuesta a unir fronteras en el ámbito de la diversidad sexual.
Desde el punto de vista educativo predomina un gran vacío referente a estos temas. Lo diverso es motivo de controversias y por eso la predilección que casi siempre permanece es evitarlo o apartar la mirada hacia las mayorías culturales y bien vistas por la sociedad.
Nuestro trabajo como educadores también consiste en demoler todas las ideas preconcebidas y prejuicios para hacer de este mundo un lugar más abierto, tolerante y solidario. Si no es desde la educación no lo será desde ninguna parte.
El príncipe enamorado es más que un recurso para lograr todo esto. Es la historia fantástica de Jaime, un príncipe que rompe con los tabúes de una España católica en plena Edad Media.
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